domingo, 1 de noviembre de 2020

La revolución del Parkinson cabe en una simple hoja de papel.



Sabios y valientes neurólogos se han atrevido - no es fácil salirse del discurso dominante- a dejarnos en libros y a recomendarnos en estudios científicos estos verdaderos tesoros. Cambios que deberían ser supervisados siempre por el neurólogo de cada enfermo. Ni un paso atrás pero con la prudencia necesaria.

 
No soy neurólogo pero soy historiador, periodista digital y puedo escudriñar las bibliotecas y las bases de datos para buscar y leer a los neurólogos compasivos y suficientemente heterodoxos y brillantes: Karobath, Birkmayer, Fahn, Jenner, Mattson... Algunos de los nombres más respetados en los últimos 50 años de la Neurología ortodoxa acerca del Parkinson.

 




 



Cada día, pero siempre consultando antes al neurólogo:

- vitamina D3 por encima de 1200 UI diarias como Suzuki en 2013 (aunque ya en 2018 Hiller se atrevió a usar 10.000);
- las vitaminas B contra la homocisteína recomendadas por el Dr. Ahlskog y algunos más (1000-2000 mcg de B12, 2.5 mg de B9 y 25 mg de B6);
- y vitamina B2 por encima o cercana a los 90 mg al día del experimento de Coimbra en 2003 -aunque Schoenen usó 200-400 mg al día para migrañas con niños y adultos sin el menor problema, en los 90);

- vitamina C por encima de 3 gramos diarios como usó Fahn en 1992…

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