martes, 2 de julio de 2019

Prólogo. Parkinson aquí y ahora: 25 años de experiencias...

Prólogo.
Tristeza y esperanza. Un prólogo para la revolución que necesitamos.


Después de 25 años como observador atento del mundo del Parkinson, mas la experiencia como hijo cuidador con mi padre (1994-2012) durante casi 18 años y lo aprendido en «Parkinson aquí y ahora» en estos 7 años (2012-2019), reunimos las publicaciones que más interés han despertado de nuestro proyecto sobre el Parkinson en una conocida red social (Facebook).

No es éste el libro de un “iluminado” que pretende haber encontrado soluciones extrañas para el Parkinson. Sino que se trata del libro de alguien que lleva 25 años atento al mundo del Parkinson (1994-2019), que ha buscado y reunido lo que dicen cientos de neurólogos y otros científicos, pero que todavía no ha llegado a la práctica médica cotidiana. Y que me temo que si no aceleramos el proceso, todo va a seguir en un callejón sin salida durante muchos años.

No estamos contra la Neurología, pues más del 90 % de lo que publicamos proviene de artículos y libros de neurólogos:

El neurólogo Linazasoro sobre la alimentación para el cerebro.
El neurólogo Perlmutter sobre el glutatión intravenoso.
El neurólogo Birkmayer sobre el NADH (vitamina B3).
Los neurólogos Lombard y Marjama-Lyons sobre el cardo mariano para proteger el hígado.
El neurólogo Bloem sobre el ejercicio físico (que prescribe en recetas).
El neurólogo González Maldonado sobre la levodopa, la mucuna y casi todos los tratamientos ortodoxos y heterodoxos en su célebre “Tratamientos heterodoxos en la enfermedad de Parkinson” y en “Mucuna contra Parkinson”.
El neurólogo Fahn sobre la vitamina C y E.
El neurólogo Kulisevsky sobre el uso de vitamina C con la levodopa en fases avanzadas de la enfermedad.
El neurólogo Villafane o Villafañe sobre los parches de nicotina.

Y un larguísimo etcétera.

De manera inexplicable, la vitamina B9 para regular la homocisteína, el glutatión, la vitamina C, el cardo mariano o la Mucuna pruriens junto a polifenoles del té verde, el DHA de los omega 3 y muchas más cosas, siguen fuera de los tratamientos habituales.

También de forma inexplicable, no existe todavía una verdadera prevención extendida a toda la sociedad. Podría consistir ésta en añadir polifenoles del té verde en bebidas y alimentos, sustituir los edulcorantes artificiales por estevia, eliminar el glutamato monosódico de los alimentos procesados, eliminar o reducir medicamentos que no sean imprescindibles y que se sabe o se sospecha que pueden producir parkinsonismo (de causa conocida o sospechada) y tal vez contribuir al Parkinson idiopático o de causa desconocida, recuperar alimentos completos y no refinados: sal marina, pan integral, azúcar integral, así como usar abonos con magnesio, etc.

Tengo que sumarme a la alarma que ha despertado el profesor Dorsey en dos estudios de 2018, al revelar que en las últimas décadas se ha doblado el número de enfermos y que se teme que en las próximas décadas siga en aumento hasta el triple o más (lo que él llama una verdadera “pandemia”, aunque no se trata de una enfermedad infecciosa). El envejecimiento de la población y una mayor esperanza de vida sólo explican parcialmente el problema, puesto que cada vez hay más casos en menores de 50 años, e incluso de 30.

Lo que veo cada día entre los 2000 ó 3000 participantes en el foro es que existe un gran sufrimiento, que la mayoría de enfermos y familiares se sienten desesperanzados.

Y creo sinceramente que no tendría que ser así. Que hay muchos motivos de esperanza.

En mi caso, llevo 25 años esperando el tratamiento que cambie de forma radical la vida de los enfermos y lo sigo esperando. Tal vez estemos en un callejón sin salida.

A lo largo de este tiempo me han preguntado muchas veces cuáles son las cosas más importantes que he aprendido en estos 25 años. Las más positivas. Podríamos resumirlo en cinco aspectos que me parecen vitales:

1) Controlar la homocisteína (que en niveles elevados es neurotóxica y daña la pared interna de las arterias, aumentando el peligro de enfermedades cardiovasculares como los ictus, accidentes cerebrovasculares, apoplejías o infartos cerebrales). La forma natural de hacerlo es a través de la vitamina B9 y de otras como al B6 y la B12.

2) Aumentar el consumo de vitamina C y glutatión (este último llega a niveles catastróficos del 2 % en las etapas avanzadas de la enfermedad y que es un antioxidante protector del cerebro, de los más importantes junto a la vitamina C). Los dos se protegen y reciclan mutuamente.

3) La levodopa sola no es suficiente. La decisión de tomar el medicamento levodopa junto a inhibidores o las capsulas de levodopa natural de la mucuna pruriens junto a polifenoles del té verde pertenece al enfermo siempre aconsejado por su médico. Pero sabemos que la levodopa aumenta la oxidación en el cerebro, eleva el nivel de homocisteína y reduce el nivel glutatión. Por lo tanto, parece razonable -y así lo indican algunos estudios y especialistas- reducir en lo posible los efectos adversos de la levodopa/dopamina: aumentar el consumo de vitamina C y licopeno del tomate, de vitamina B9 y de precursores del glutatión (NAC, cisteína) o de glutatión liposomal.

4) Ver el Parkinson como un desequilibrio entre los factores protectores del cerebro y del sistema nervioso entérico (el segundo “cerebro” del sistema digestivo) y los factores que lo dañan. La imagen de una balanza me parece buena. El Parkinson es una derrota ante los negativos a lo largo de años o décadas (medicamentos, estrés, carencias, etc.), que no suelen corregirse al ser diagnosticado el Parkinson sino que algunos se ven agravados por los tratamientos y el paso del tiempo. Los alimentos y ciertos suplementos pueden combatir todo el espectro de posibles causas de la enfermedad (oxidación, inflamacion, homocisteína, estrés, tóxicos, carencias, genes, etc.). El magnesio es el protector frente al aluminio y el mineral “antiestrés”, el ácido alfalipoico es capaz incluso de expulsar el mercurio del cerebro, la silimarina del cardo mariano es capaz de regenerar el hígado y aumenta el nivel de glutatión, etc.

5) El Parkinson es un gigante que sólo se puede vencer con un ejército de enanos. La imagen de Gulliver inmovilizado por cientos de diminutos liliputieneses que lo han atado con muchas débiles cuerdas que son como hilos para el gigante, me parece bastante gráfica. No creo que una medicación, cirugía o terapia pueda curar la extrema complejidad de los daños que suponen el Parkinson. No sólo me parece multifactorial, sino también multicarencial. Un protocolo amplio, “holístico”, ajustado a cada caso por un equipo multidisciplinar (neurólogo, gastroenterólogo, nutricionista, etc.) es lo único que me proporciona esperanza para el futuro, a pesar de tantos obstáculos.

Las estadísticas y las previsiones para las próximas décadas, la durísima vida diaria de la mayoría de los miles de enfermos y familiares que conozco, me hacen ser pesimista.

Pero la existencia de nuevas formas de vitamina C y glutatión (liposomal) y los nuevos estudios que aparecen mostrando la importancia de vitaminas, minerales, etc., me hacen ser optimista. Disponemos de mucha información esclarecedora de autores como Birkmayer, Hinz, Hurni, González Maldonado, Micheli, Perlmutter, Fahn, Olanow...

Dadas las circunstancias, el futuro inmediato de los enfermos de Parkinson depende de nosotros, de que podamos informarnos, tomar conciencia de la realidad y acelerar los cambios necesarios. No será fácil, pero es el único camino que veo ahora mismo para salir de laberinto en el que, como ratones de laboratorio, nos encontramos perdidos.

Me gustaría equivocarme y mañana, despertarme con la noticia de que una pastilla, una intervención quirúrgica o una terapia han conseguido curar buena parte de las “enfermedades de Parkinson”, una especie de cajón de sastre en el que caben muchas cosas, hasta el punto que algunos especialistas lo llaman un síndrome.

Sigo luchando en estos siete años para romper la "burbuja" de 2000-3000 enfermos. Aunque no puedo entender la causa de que un artículo sobre el cardo mariano (silimarina, glutatión) tenga la cuarta parte de lecturas que una noticia sobre una nueva forma de cirugía, seguiré insistiendo en que la enfermedad de Parkinson es una enfermedad con múltiples causas y con múltiples carencias (no sólo de dopamina).

Y les pido a todos los que lean este libro (gratuito e imprimible) y encuentren su contenido interesante, que me ayuden a difundirlo todo lo posible. Y si les apetece, cómprenlo en Amazon en papel. Así podré financiar traducciones al inglés, ediciones para vender en librerías (no sólo en Amazon, como hasta ahora) y llegar a más personas.